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lunes, 12 de enero de 2009

ESCUELA


Hoy un buen poéma del viejo León Felipe, cuando lo leí...ufff casi solté la lágrima:

__________________
Oí tocar a los grandes violinistas del mundo,
a los grandes "virtuosos".
Y me quedé maravillado.
¡Si yo tocase así!... ¡Como un "Virtuoso"!
Pero yo no tenía
escuela
ni disciplina
ni método...
Y sin estas tres virtudes
no se puede ser "Virtuoso".
Me entristecí.
Y me fui por el mundo a llorar mi desdicha.
Una día oí... en un lugar... no sé cuál...
"Sólo el virtuoso puede ver un día la cara de Dios".
Yo sé que la palabra "Virtuoso"
tiene un significado equívoco, anfibológico,
pero, de una o de otra manera, pensé,
yo no seré nunca un "Virtuoso"...
y me fui por el mundo a llorar mi desdicha.

Anduve... anduve... anduve...
descalzo muchas veces,
bajo la lluvia y sin albergue...
solitario.
Y también en el carro itinerario
más humilde de la farándula española.
Así recorrí España.
Vi entonces muchos cementerios,
y aprendí cómo se llora
en los distintos pueblos españoles.
Blasfemé.
Viví tres años en la cárcel…
no como prisionero político,
sino como delincuente vulgar...
Comí el rancho de castigo
con ladrones y grandes asesinos...
Crucé diversos países y continentes;
viajé en la bodega de los barcos,
les oí contar sus aventuras a los marineros
y su historia de hambre a los miserables emigrantes.
He dormido muchas noches, años, en el África Central,
allá, en el Golfo de Guinea,
en la desembocadura del Muni,
acordando el ritmo de mi sangre
con el golpe seco, monótono y tenaz
del tambor prehistórico africano
de tribus indomables.
He visto a un negro desnudo
recibir cien azotes con correas de plomo
por haber robado un viejo sombrero de copa
en la factoría del Holandés.
Vi parir a una mujer
y vi parir a una gata.
y parió mejor la gata;
vi morir a un asno
y vi morir a un capitán.
y el asno murió mejor que el capitán.
Y ese niño,
¿por qué ha llorado toda la noche ese niño?
No es un niño, es un mono —me dijeron.
Y todos se rieron de mí.
Yo fui a comprobarlo
y era un mono pequeño en efecto,
pero lloraba igual que un niño,
más desgarrada, más dolorosamente que todos los niños
que yo había oído llorar en el mundo.
El Sargento me explicó:
—Anoche en el bosque matamos al padre y a la madre,
y nos trajimos al monito.
¡Cómo lloraba el monito!
Estuve en una guerra sangrienta,
tal vez la más sangrienta de todas.
Viví en muchas ciudades bombardeadas,
caminé bajo bombas enemigas que me perseguían,
vi varios palacios derruidos, sepultando
entre sus escombros niños y mujeres inocentes.
Una noche conté cientos de cadáveres
buscando a un amigo muerto.
Viví en manicomios y hospitales.
Estuve en un leprosario
(junto al lago petrolífero y sofocante de Maracaibo),
me senté a la misma mesa que los leprosos.
Y un día me acordé del Cid
y les di la mano a todos,
sin guantelete,
no tenía otra cosa que darles.
He dormido sobre el estiércol de las cuadras,
en los bancos municipales
y he recostado mi cabeza en la soga de los mendigos.
Y esta llaga que llevo aquí escondida
—desde mozo, hace 60 años—,
que sangra, que supura, no se cierra
y no puedo enseñarla por pudor.
No es herida gloriosa de guerra...
¡Pero hay llagas redentoras!

Y una vez... alguien me llevó ciego
a un lugar de pesadilla.. .
de bicéfalos monstruos.
¿Alguien?...
¿o fue el veneno antiguo y poderoso de mi sangre
que está ahí, agazapado como un tigre,
se levanta a veces, deforma el Amor
y me deja sin defensa
en un mundo subyugante, satánico y angélico a la vez,
donde se pierde al fin la voluntad
y uno ya no puede decir quién quiere que venza,
si la luz o la sombra?
Sin embargo,
aquella vez vencieron y me salvaron los ángeles...
Pero yo no fui un soldado valiente.
¡Oh el amor, el amor...! ¡Qué formas toma a veces!
¿Por qué ha de ser así?
¿Por qué este veneno de la sangre está ahí siempre,
agazapado como un tigre, y no se va,
y a veces se levanta, y lucha...
y, ¡ay!, puede más que los ángeles?
Volví a blasfemar.
Y otra vez,
desesperado,
quise escaparme por la puerta maldita y condenada
y mi ángel de la guarda me tomó por los hombros
y me dijo severo: no es hora todavía...
hay que esperar.
Y esperé.
Y sufrí,
y lloré otra vez.
He visto llorar a mucha gente en el mundo
y he aprendido a llorar por mi cuenta.
El traje de las lágrimas
le he encontrado siempre cortado a mi medida.

Viví en Norteamérica seis años, buscando a Whitman,
y no lo encontré. Nadie le conocía.
Hoy tampoco le conocen.
¡Pobre Walt!, tu palabra "Democracy"
la ha pisoteado el Ku-Klux-Klan.
y "aquella guerra", ¡ay!,
la perdisteis los dos:
Lincoln y tú.

Llegué a México
montado en la cola de la Revolución.
Corría el año 23...
aquí planté mi choza,
aquí he vivido muchos años,
aquí he vivido,
he llorado,
he gritado,
he protestado
y me he llenado de asombro.
He presenciado monstruosidades y milagros:
aquí estaba cuando mataron a Trotsky
y cuando asesinaron a Villa,
cuando fusilaron a 40 generales juntos...
y aquí he visto a un indito,
a todo México
arrodillado llorando ante una flor.

He acompañado a la muerte muchas veces:
la vi a la cabecera de mi madre,
de mi compañera,
de amigos innumerables.
He sufrido y sufro el destierro...
Y soy hermano de todos los desterrados del mundo.

Tengo un amigo judío que estuvo en Auschwitz
y me ha enseñado las cicatrices del látigo alemán.
He estado en el infierno.
En un infierno
que Dante y Virgilio no soñaron siquiera.
Salí del infierno... y he rezado mucho después.
Me sepultaron vivo
y me escapé de la tumba.
He vivido largos años
y he llegado a la vejez
con un saco inmenso,
lleno de recuerdos,
de aventuras,
de cicatrices,
de úlceras incurables,
de dolores,
de lágrimas,
de cobardías y tragedias

y ahora... de repente,
a los 80 años
me doy cuenta de que sé tocar muy bien el violín...
que soy un "Virtuoso",
que puedo tocar en los grandes conciertos del mundo.
Me gusta haber llegado a la vejez
siendo un gran violinista... un "Virtuoso".
Pero... con esta definición
que oí cierta vez en un lugar... no sé cuál:
"Sólo el Virtuoso puede ver un día la cara de Dios".
_____________________

Un saludo a todos, y de corazón VIVAN TANTO COMO PUEDAN.
El mejor de los años.
Bye bye

jueves, 14 de agosto de 2008

Fragmentos...


(Copiado de un libro de Alberto Ruy Sanchez)
Sin saberlo, todos entramos en los sueños amorosos
de quienes se cruzan con nosotros o nos rodean.
Y sucede a pesar de la fealdad, la penuria, la edad
o la sordidez de quien es codiciado, sin que cuenten
sus propios deseos, dirigidos tal vez a otra persona.
Así, cada uno de nosotros abre a todos su cuerpo y
a todos se entrega.

Marguerite Yourcenar

viernes, 27 de junio de 2008

Profilaxis



Profilaxis



Los amantes se aman, en la noche,



en el día.



Dan a los sexos labios y a los labios sexos.



Chupan, besan y lamen,



cometen con sus cuerpos



las indiscreciones de amoroso rigor,



mojan, lubrican, enmielan, reconocen.



Pero al concluir el asalto,



los dos lavan sus dientes con distintos cepillos.


Eduardo Lizalde





jueves, 22 de mayo de 2008

Primero vinieron por los comunistas




Alguna vez leí que hace 30 años, un hombre fue asesinado en una transitada calle de Nueva York. El asesino le asestó más de 20 puñaladas frente a la mirada de más de una docena de transeuntes, que no intervinieron, ¿tu que hubieras hecho?.






Primero vinieron por los comunistas,


Y yo no hablé porque no era comunista.


Después vinieron por los judíos,


Y yo no hablé porque no era judío.


Después vinieron por los católicos,


Y yo no hablé porque era protestante.


Después vinieron por mí,


Y para entonces,


ya no quedaba nadie que hablara por mí.




Martin Niemöller

lunes, 5 de mayo de 2008

Fragmento de la carta de Pablo a los corintios/Corintio 13; 1-9


Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles,

si no tengo amor,

soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.


Aunque tuviera el don de la profecía

y conociera todos los misterios y toda la ciencia,

aunque tuviera toda la fe,

una fe capaz de trasladar montañas,

si no tengo amor,

no soy nada.


Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres

y entregara mi cuerpo a las llamas,

si no tengo amor,

no me sirve para nada.


El amor es paciente,

es servicial;

el amor no es envidioso,

no hace alarde,

no se envanece,

no procede con bajeza,

no busca su propio interés,

no se irrita,

no tienen en cuenta el mal recibido,

no se alegra de la injusticia,

sino que se regocija con la verdad.


El amor todo lo disculpa,

todo lo cree,

todo lo espera,

todo lo soporta.


El amor no pasará jamás.

Las profecías acabarán,

el don de lenguas terminará,

la ciencia desaparecerá;

porque nuestra ciencia es imperfecta

y nuestras profecías,

limitadas.

domingo, 4 de mayo de 2008

Táctica y estrategia


Mi táctica es

mirarte

aprender como sos

quererte como sos

mi táctica es

hablarte

y escucharte

construir con palabras

un puente indestructible

mi táctica es quedarme en tu recuerdo

no sé cómo ni sé

con qué pretexto

pero quedarme en vos

mi táctica es

ser franco

y saber que sos franca

y que no nos vendamos simulacros

para que entre los dos

no haya telón

ni abismos

mi estrategia es

en cambio

más profunda y más

simple

mi estrategia es

que un día cualquiera

no sé cómo ni sé con qué pretexto

por fin me necesites.


Mario Benedetti


sábado, 3 de mayo de 2008

Fragmento


Puedo amarte de cualquier manera
amarte con mi cuerpo y con mi sangre
amarte como un tigre enfurecido
o amarte como un lirio inmaculado.
Puedo gritar mi amor y mi locura
o morir de silencio enamorado
pero nunca podre dejar de amarte
porque antes de nacer ya te había amado...

De una canción de Horacio Guaraní

Tu tienes lo que busco


Tú tienes lo que busco, lo que deseo, lo que amo,

tú lo tienes.

El puño de mi corazón está golpeando, llamando.

Te agradezco a los cuentos,

doy gracias a tu madre y a tu padre,

y a la muerte que no te ha visto.

Te agradezco al aire.

Eres esbelta como el trigo,

frágil como la línea de tu cuerpo.

Nunca he amado a una mujer delgada

pero tú has enamorado mis manos,

ataste mi deseo,

cogiste mis ojos como dos peces.

Por eso estoy a tu puerta, esperando


Jaime Sabines

Bellisima


Y si uno de esos ángeles
me estrechara de pronto sobre su corazón,
yo sucumbiría ahogado por su existencia
más poderosa.

Rilke, de nuevo

Óigame usted, bellísima,
no soporto su amor.
Míreme, observe de qué modo
su amor daña y destruye.
Si fuera usted un poco menos bella,
si tuviera un defecto en algún sitio,
un dedo mutilado y evidente,
alguna cosa ríspida en la voz,
una pequeña cicatriz junto a esos labios
de fruta en movimiento,
una peca en el alma,
una mala pincelada imperceptible
en la sonrisa...
yo podría tolerarla.

Pero su cruel belleza es implacable,
bellísima;
no hay una fronda de reposo
para su hiriente luzde estrella en permanente fuga
y desespera comprender
que aun la mutilación la haría más bella,
como a ciertas estatuas.

Eduardo Lizalde

Entre los tibios muslos te palpita...


Entre los tibios muslos te palpita
un negro corazón febril y hendido
de remoto y sonámbulo latido
que entre oscuras raíces se suscita;

un corazón velludo que me invita,
más que el otro cordial y estremecido,
a entrar como en mi casa o en mi nido
hasta tocar el grito que te habita.

Cuando yaces desnuda toda, cuando
te abres de piernas ávida y temblando
y hasta tu fondo frente a mí te hiendes,

un corazón puedes abrir, y si entro
con la lengua en la entrada que me tiendes,
puedo besar tu corazón por dentro.

Tomás Segovia

Poema de amorosa raiz


Antes que el viento fuera mar volcado,
que la noche se unciera su vestido de luto
y que estrellas y luna fincaran sobre el cielo
la albura de sus cuerpos.

Antes que luz, que sombra y que montaña
miraran levantarse las almas de sus cúspides;
primero que algo fuera flotando bajo el aire;
tiempo antes que el principio.

Cuando aún no nacía la esperanza
ni vagaban los ángeles en su firme blancura;
cuando el agua no estaba ni en la ciencia de Dios;
antes, antes, muy antes.

Cuando aún no había flores en las sendas
porque las sendas no eran ni las flores estaban;
cuando azul no era el cielo ni rojas las hormigas,
ya éramos tú y yo.

Alí Chumacero

No se me inporta un pito... (fragmento)


No se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan
con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de sorportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible-
no les perdono, bajo ningún pretexto,
que no sepan volar. Si no saben volar
¡pierden el tiempo conmigo!


Oliverio Girondo

Amor



Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte
la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío
y saliera en la estrofa —limpio de todo mal—.

Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría
amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía amarte más.
Y todavía amarte más
y más.


Pablo Neruda

Poema 15 (fragmento)

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Pablo Neruda

Si te busco y te sueño y te persigo...


Si te busco y te sueño y te persigo,
y deseo tu cuerpo de tal suerte
que tan sólo aborrezco ya la muerte
porque no me podré acostar contigo;

si tantos sueños lúbricos abrigo;
si ardiente, y sin pudor, y en celo, y fuerte
te quiero ver, dejándome morderte
el pecho, el muslo, el sensitivo ombligo;

si quiero que conmigo, enloquecida
goces tanto que estés avergonzada,
no es sólo por codicia de tus prendas:

es para que conmigo, en esta vida,
compartas la impureza, y que manchada,
pero conmovedora, al fin me entiendas.

Tomás Segovia


Fotografía tomada de: http://www.flickr.com/photos/9773445@N02/1006456145/in/set-72157601209234322/

La tierra giró para acercarnos


La tierra giró para acercarnos,
giró sobre sí misma y en nosotros,
hasta juntarnos por fin en este sueño,
como fue escrito en el Simposio.
Pasaron noches, nieves y solsticios;
pasó el tiempo en minutos y milenios.
Una carreta que iba para Nínive
llegó a Nebraska.
Un gallo cantó lejos del mundo,
en la previda a menos mil de nuestros padres.
La tierra giró musicalmente
llevándonos a bordo;
no cesó de girar un solo instante,
como si tanto amor, tanto milagro
sólo fuera un adagio hace mucho ya escrito
entre las partituras del Simposio.

Eugenio Montejo