lunes, 7 de junio de 2010

Farenheit 451


Cuando leí Farenheit 451 se me quedó grabada la imagen de las personas que sabían textos de memoria, que eran como bibliotecas ambulates. Esa imagen tenía algo de romántico, decir "mira ahí va un Dante"... o conocer al "capítulo 7 de Rayuela"...

Y lo traspolo a las relaciones humanas. Cuando convivimos, pero sobre todo cuando queremos, cuando amamos a alguien, ese alguien se funde con nosotros. Se cuelan sus ideas. Se filtra su personalidad, sus gestos, palabras.

En la búsqueda de establecer un lazo y por el lazo que establecemos las personas nos marcamos unas a otras, si saberlo o muchas veces a sabiendas. Así uno deja sus huellas, sus ideas en aquellos que reciben nuestro amor, y también en quienes no lo reciben, pero lo buscan.
Así, doy gracias a "R" que me acercó a la poesía, a "S" por quien comprendí a los unicornios, a "RA" que me mostró otro idioma, "L" que me ha enseñado a llorar, a "A" cuyas lecciones me habitan todos los días, "LB"q m dio inocencia.
Gracias por que con su compañía y su ausencia, me han permeado; como aquellos hombres-libro de Bradury, soy otro por lo que sus palabras me han hecho. Por como me han nutrido.
Y espero ser, para otro ser, alguien que les ha tocado; un libro que les habita.

2 comentarios:

David Cotos dijo...

Vi la película y me impactaron los "hombres libro" y "mujeres libro". Alucinante. Coincido contigo que con las personas que amamos se nos pega mucho de ellos, yo diria que nos transformamos en "hombres vida" y "mujeres vida", ya que nos mimetizamos con la vida de cada ser fascinante que conocemos en nuestro trayecto. Saludos.

Unknown dijo...

Interesante... Morgue, por historiadora muy poco ortodoxa
Y sí, a veces. Hago lo posible por mantenerlo

M